El amigo Manso: 50

El amigo Manso Capítulo L de Benito Pérez Galdós Capítulo L - ¡Que vivan, que gocen! Yo me voy Para ellos vida, juventud, riquezas, contento, amigos, aplauso, goces delirio, éxito... para mí vejez prematura, monotonía, tristeza, soledad, indiferencia, tormento y olvido. Cada día me alejaba yo más de aquel centro de alegrías que para mí era como ambiente impropio de mi espíritu enfermo. Me ahogaba en él. Además de esto, cada vez que veía delante de mí a la joven señora de Peña, mujer de mi discípulo, aunque no discípula, sino más bien maestra mía, me entraba tal congoja y abatimiento que no podía vivir. Y si por acaso la conversación me hacía encontrar en ella un nuevo defectillo, el descubrimiento era combustible añadido a mi llama interior. Cuanto menos perfecta más humana, y cuanto más humana más divinizada por mi loco espíritu, al quien había desquiciado para siempre de sus firmes polos aquel fanatismo idolátrico, bárbara devoción hacia un...

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información