El amigo Manso: 43
El amigo Manso Capítulo XLIII
de Benito Pérez Galdós
Capítulo XLIII - Doña Javiera me acometió con furor
Hízome temblar de espanto, porque su cólera era para mí hasta entonces desconocida, y siempre había yo visto en ella mucho ángel, afabilidad y suma tolerancia. Lo mismo fue entrar yo en la casa, a las seis del domingo, que corrió hacia mí con gesto amenazador, tomome de un brazo, llevome a su gabinete, cerró...
«Pero señora...».
Yo no comprendía, ni en el primer momento supe dar a sus bruscos modos la interpretación más conveniente. Creí que me quería sacar los ojos; creí después que se sacaba los suyos. Gesticulaba como actriz de la legua, y respirando con gran fatiga, no acertaba a expresarse sino con monosílabos y entrecortadas cláusulas:
«Estoy... volada... Me muero, me ahogo... Amigo Manso, ¿no sabe usted lo que me pasa?... No resisto, me muero... ¿No sabe usted?... Manuel, ¡qué pillo, qué ingrato hijo!...».
-Pero señora...
-¿Le parece...
Está viendo el 10% del contenido de este artículo.
Solicitud de acceso
Solicite el acceso a su biblioteca para poder consultar nuestros recursos electrónicos.
Ventajas de ser usuario registrado.
ACCESO COMPLETO
Acceso sin restricciones a todo el contenido de la obra.
SIN PUBLICIDAD
Sólo información contrastada de prestigiosos sellos editoriales.
ACTUALIZACIÓN
Contenidos de renombrados autores y actualizaciones diarias.
La nueva plataforma del Consorcio ofrece una experiencia de búsqueda de fácil manejo y de gran usabilidad. Contiene funciones únicas que permiten navegar y realizar consultas de manera ágil y dinámica.
Convenios especiales:
Enseñanza
Bibliotecas públicas