El amigo Manso: 19
El amigo Manso Capítulo XIX
de Benito Pérez Galdós
Capítulo XIX - El reloj del comedor dio las ocho
Haciendo el cómputo que el desorden de los relojes de aquella casa exigía, resultaba que las ocho campanadas marcaban las tres. ¡Qué tarde! Retirarme yo a casa a tal hora me parecía tan absurdo, una chanza, un criminal secuestro del tiempo. Me veía como figura de pesadilla, o como si yo fuera otro y con ese otro estuviera soñando en la plácida quietud de mi cama. Salí. La somnolencia me producía síntomas parecidos a los de la embriaguez. Cuando fui al comedor para tomar un vaso de agua vi con asombro que aún había luz en el cuarto de Irene. El rectángulo de claridad sobre la puerta atrajo mis miradas, y breve rato estuve clavado en mitad del pasillo. «Pero ¿no me dijo usted hace dos horas que tenía muchísimo sueño y que se iba a dormir en seguida?». Esto no lo dije en voz alta. Hice la pregunta de espíritu a espíritu, porque dar voces a tal hora me...
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