Dos sistemas: 05

Hijo del egoísmo el tal sistema habia reinado muchísimos años sobre la plaza sin extenderla un palmo, sin fijar un adoquín en sus angostas calles y sin salir del paso de sus récuas de mulos; pero atesorando enormes positivos caudales que llevaban la abundancia desde el hogar del propietario al sotabanco del bracero. Hijo el otro del entusiasmo, lanzóse á la calle, destruyó lo viejo, removió la tierra, reparó, creó y combinó; y hubo un instante en que pareció anegarse el país en la abundancia; en que el confort llegó hasta el fregadero, y las costumbres rechispearon de flamantes y vistosas, y creyó el más pobre que habia caído de pié en mitad de la famosa Jauja; pero no se echó de ver que los recursos que desatentadamente iba creando el delirio de la ambición, no podían con el peso de las necesidades que de los mismos se desprendian; que, como muchas sustancias de la naturaleza, el crédito, en dosis prudentes, es elemento de vida, y en exageradas proporciones...

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