Doña Perfecta : 16

Doña PerfectaCapítulo XVI -Noche de Benito Pérez Galdós Orbajosa dormía. Los mustios farolillos del público alumbrado despedían en encrucijadas y callejones su postrer fulgor, como cansados ojos que no pueden vencer el sueño. A su débil luz se escurrían envueltos en sus capas los vagabundos, los rondadores, los jugadores. Sólo el graznar del borracho o el canto del enamorado turbaban la callada paz de la ciudad histórica. De pronto el Ave María Purísima de vinoso sereno sonaba como un quejido enfermizo del durmiente poblachón. En la casa de doña Perfecta también había silencio. Turbábalo sólo un diálogo que en la biblioteca del Sr. D. Cayetano sostenían este y Pepe Rey. Sentábase el erudito reposadamente en el sillón de su mesa de estudio, la cual aparecía cubierta por diversas suertes de papeles, conteniendo notas, apuntes y referencias, sin que el más pequeño...

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