Doña Perfecta : 15

Doña PerfectaCapítulo XV Sigue creciendo, hasta que se declara la guerra. de Benito Pérez Galdós Todos miraron hacia la puerta, donde apareció la imponente figura del Centauro, serio, cejijunto, confuso al querer saludar con amabilidad, hermosamente salvaje, pero desfigurado por la violencia que hacía para sonreír urbanamente y pisar quedo y tener en correcta postura los hercúleos brazos. -Adelante, Sr. Ramos -dijo Pepe Rey. -Pero no -objetó doña Perfecta-. Si es una tontería lo que tiene que decirte. -Que lo diga. -Yo no debo consentir que en mi casa se ventilen estas cuestiones ridículas... -¿Qué quiere de mí el Sr. Ramos? Caballuco pronunció algunas palabras. -Basta, basta... -exclamó doña Perfecta, riendo-. No molestes más a mi sobrino. Pepe, no hagas caso de ese majadero... ¿Quieren Vds. que les diga en qué consiste el enojo del gran Caballuco? -¿Enojo? -Ya me lo figuro -indicó...

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