Doña Luz: 18

Capítulo XVII 18 Pág. 18 de 22 Doña Luz Juan Valera La boda Don Jaime, entre tanto, había traído para la novia un hermoso traje, y collar y pendientes y broche muy ricos de diamantes y perlas. Doña Luz no pudo menos de reprenderle por esto. Tildó su excesiva generosidad de desatino, de imprevisión y de censurable despilfarro. Ella misma sintió como remordimientos de ser causa de aquel gasto ruinoso; pero los remordimientos de doña Luz iban mezclados con una dulzura grandísima, al reconocer ella en aquel gasto la más irrefragable prueba de amor. Las censuras severas, que su buen juicio le dictaba, salían de sus labios neutralizadas ya por la sonrisa y por la blanda languidez del acento con que las profería, y acababan de perder todo su valor, convirtiéndose en apasionadas muestras de gratitud, merced a las miradas cariñosas con que las acompañaban sus ojos. Doña Luz distaba mucho de ser vana, y distaba más aún de ser codiciosa. No la movía el...

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información