Don Segundo Sombra: 23

Don Segundo Sombra: XXIII de Ricardo Güiraldes Cierto que el bruto del reservado me dio trabajo y que, con mi pie hinchado, vi más de una vez el negocio en mal camino. Pero el contento no de salir airoso de la prueba a que me había sometido el patrón, tanto como el llevar mi doma con acierto, fueron cosas que me pusieron en estado de cargar con aquellos rigores. Parece, según me dijeron algunos, que con doblarlo al cabos negros había conseguido yo algo, que muchos y muy buenos intentaron sin suerte. No digo que tuviera un amor propio desmedido, ni que fuera por demás accesible() al elogio, ¿quién no lo es más o menos? pero el hecho de vencer, grande y continua tarea gaucha, me llenaba de un vigor descarado a fuerza de confianza. ¡Qué voluntad de dominio no tendrá el hombre para que, por un rato de gozarla, emplee largas horas de perseverante empuje! Salir con la suya en una bellaqueada y embozalar las propias dudas y temores con el logro de un intento, lleva...

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