Don Gonzalo González de la Gonzalera: 30

Don Gonzalo González de la Gonzalera-XXX: La catástrofe de José María de Pereda No cabe en libros lo que padeció don Gonzalo el día de la boda de Magdalena; y como si todo el pueblo se hubiera conjurado para martirizarle a él, no se le acercaba una persona sin clavarle la espina correspondiente. ¿Ha visto usted a la Organista? ¡Gloria de Dios daba mirarla cuando iba a la iglesia! ¡Los mesmos soles del cielo tenía en la cara! ¡Pues dígote con los avíos que llevaba encima!... Medio mundo valía aquella riqueza... Y el novio es majo de veras... ¡Y cómo deben estimarse los venturados de ellos! ¡Qué mirar de ojos tan embustero entre los dos! Me gustó el cántico que les echaron las mozas. No, y lo que es ella, bien merece eso y mucho más; que buena es como la mesma dulzura de las mieles. Pues a su padre no le cabía en el vestido, de lo ancho que iba recibiendo las sombreradas de la gente... Justo era el obsequio, que el hombre, caballero es de por suyo y bueno...

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