Don Gonzalo González de la Gonzalera: 20

Don Gonzalo González de la Gonzalera-XX: Los relámpagos de José María de Pereda Unos días después entró don Frutos en casa de don Román, algo caído de cerviz y mustio de semblante. Don Román se paseaba desasosegado en el salón que conocemos. -Corren malos vientos, señor don Román, -dijo don Frutos por único saludo. -No deben extrañarle a usted, señor don Frutos -respondió don Román. Meses hace que la tempestad reina y el desastre se está viendo. -Pensé que lo ocurrido en la ciudad era señal de conjuro. -Un esfuerzo convulsivo de la agonía, o, como le dije a usted entonces, una grieta que se tapó para que el volcán respirase con más fuerza por el cráter. -Le aseguro a usted que no salgo de mi asombro. -¿Asombro de qué? -De ver como esto se va tan tontamente. -Quien ve un pueblo, señor don Frutos, ve una nación entera. -Pero, señor: un arbolito de pocos años se resiste al azadón que intenta arrancarle, porque tiene ya hondas raíces en la tierra;...

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