Divertidas aventuras: 25

Divertidas aventuras del nieto de Juan Moreira Segunda parte - Capítulo VII de Roberto Payró Más me preocupaba María Blanco, a quien seguía cortejando con asiduidad. Teresa había pasado a la categoría de los recuerdos indiferentes, vale decir que no son ni gratos ni desagradables. No me había contestado mi carta-ruptura, y supuse que daba todo por terminado. ¿Comprendía la distancia que nos separaba y que se hacía mayor cada vez? No sé si era éste u otro el orden de sus pensamientos; lo cierto es que no volví a oír hablar de ella en mucho tiempo, y que no me escribió una línea. Era, pues, un capítulo terminado de mi vida, y si insisto en él es sólo porque acontecimientos posteriores me lo evocaron vívidamente en circunstancias que más tarde narraré. Entonces -lo repito- me acordaba de Teresa y el chicuelo como de seres y cosas vinculadas a una travesura de la niñez, como de un paisaje lleno de sol, visto al pasar, en un sitio donde era imposible clavar...

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