Divertidas aventuras: 12

Divertidas aventuras del nieto de Juan Moreira Primera parte - Capítulo XII de Roberto Payró Pocos años más tarde, una diversión de otro orden, que me atraía muchísimo, fue el punto de arranque de una de las manifestaciones más significativas de mi vida. Solía yo visitar de noche la redacción de La Época, periódico semi-oficial, sostenido por la Municipalidad y redactado por un joven aventurero español, que respondía al sonoro nombre de Miguel de la Espada, mozo capaz de escribir cuanto conviniese a los que le pagaban, y tipo común de todos los pueblos y ciudades de la República. La imprenta era una casucha de tres piezas, sucia y miserable, situada a pocos pasos de la plaza pública, en una calle adyacente. En el primer cuartujo estaba instalada la Redacción, con una mesa larga de pino blanco, llena de diarios y papeles, un pupitre alto, para los libros de caja de la Administración, varias sillas de enea, una silla de vaqueta, de alto respaldo, piso de...

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