Divertidas aventuras: 11

Divertidas aventuras del nieto de Juan Moreira Primera parte - Capítulo XI de Roberto Payró Como mi fiebre de acción no me permitía quedarme allí, platónicamente, observé a Teresa que podrían sorprendernos y que no quería enojar más a Tatita, para quien estaba en cama desde hacía mucho. Minutos después entraba en el Café de la Esperanza, buscando a mis amigos, y la casualidad quiso que Papá estuviera allí, jugando a la treinta y una ciega. Hizo como que no me veía, y siguió su partida tranquilamente. Este síntoma me pareció mucho más favorable y decisivo que todos los anteriores. ¡Adiós los Zapata! Salí con mi pandilla, buscando un sitio más libre para reanudar nuestras diversiones. Los camaradas me habían recibido con grandes muestras de alegría y entusiasmo, y como llevaba en el bolsillo los bolivianos que Contreras no quiso recibir, hicimos aquella noche, en el trinquete de la Zorrita, la más memorable de las fiestas, continuada en el mismo...

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