Del frío al fuego: 27

Capítulo XXVI 27 Pág. 27 de 27 Del frío al fuego Felipe Trigo Por la regia escalera de un palacio de madera de un rey de este país... donde parecen todos reyes y todo provisionalmente magnífico, llego al salón. Tocan el piano; otros leen, otros charlan... Y siento el horror de encontrarme alguien del barco, y, aun sin esto, el de ser recibido por ELLA... en visita. No entro; despido al bata. Iré a la habitación, cuyo número le escuché al portero... ¿Imprudencia?... ¡oh! -¿18? -cerciórome- De este piso. -Sabe, señor. Doy vuelta a la galería, siguiendo la numeración descendente; llego..., toco con tanta timidez que no se me contesta. ¿Se habrá acostado?... Miro el reloj: las diez... El desierto corredor, más alumbrado por la clara luna del patio que por las discretas lámparas, lleno de puertas, me hace el efecto de pertenecer a otro buque colosal. Por un instante, dudo. ¿No es gran indiscreción la mía?... Mi corazón late... Vuelvo a...

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