Del frío al fuego: 15

Capítulo XIV 15 Pág. 15 de 27 Del frío al fuego Felipe Trigo No soy el hombre de las observaciones -lo es Enrique; pero he observado que Lucía, no baja al té algunas noches... precisamente estas en que su marido, ciego con el tresillo, olvídase de subir por ella a la cubierta... ¿Disgusto a tal descortesía..., o es que con el capitán aprovecha allá arriba la propicia soledad para cambiar acuerdos? El capitán no viene nunca a estas horas al comedor; desde que anochece, hasta lo menos las diez, se eclipsa, ocupado en organizar los relevos; y más en las proximidades de tierra. Debemos llegar mañana a Colombo, bien temprano; hemos cruzado esta tarde junto a las islas Maldivas; los camareros han quitado las fundas a los divanes, a los muebles; han colgado en las portadas los terciopelos con las cifras de la Compañía y los visillos nuevos en las ventanas de la saleta de señoras; han puesto, en fin, al Reus, de puerto. Tomo el té frente a Pascual, que devora...

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