Del frío al fuego: 07

Capítulo VI 07 Pág. 07 de 27 Del frío al fuego Felipe Trigo Dan las seis en no sé qué náutico edificio del puerto, cuando lo dejamos en pandilla la condesa, su hija, Lucía y Alberto, el coronel con su familia, don Lacio y yo. Contra la claridad del crepúsculo el gas, empieza a lucir en la recta calle larguísima a cuyo frente está el Reus. Debe de ser la más importante de Port-Said completamente europea, llena de tiendas de griegos. Antes de recorrer dos tramos, ya las señoras han sufrido la tentación de algunos comercios, y bajo su dirección realizamos compras. Trajes de hilo, por medias docenas, baratísimos -ventaja de puerto franco. Nuestro poco de francés nos sirve a maravilla. Los horteras van enviando paquetes al buque, tomando nuestros nombres y entregando en garantía sus tarjetas. Dos horas en compras. Yo me aburro. Sospecho que no veré la ciudad, por acompañar a estas damas. Me distraigo a las puertas, donde me acompañan Sarah y las hijas...

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