Del frío al fuego: 03

Capítulo II 03 Pág. 03 de 27 Del frío al fuego Felipe Trigo He despertado temprano. Un sueño reparador mecido amorosamente. Recordando las dos horas de tedio en la noche, cuando echados de arriba por el frío tuve en el fumadero que estar mirando las partidas de cartas que improvisaron algunos, me felicito de haber traído en mi repuesto de novelas Die Graefin Pataski y el diccionario alemán. Traduciré largos ratos. Dejando en el camarote mareado al húsar y al señor de las elegantes maletas, he subido a buscar sobre cubierta un rincón para mis libros. La encuentro llena, por todas partes; llena de estos mismos cuerpos tendidos y de estas caras pálidas que miran con displicente horror al mar, como sus prisioneros engañados, irritados, resignados... Muy pocos andamos firmes, pasado el peligro de perder la cabeza y el estómago. Los niños, en brazos de sus madres, o al lado, en los sillones, me dan lástima. -Oh, ya los verá usted saltar, con mar llana....

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