De tal palo, tal astilla:11
De tal palo, tal astillaCapítulo XI: Pasacalle
de José María de Pereda
En cuanto la tuvo escrita y cerrada, mandó llamar a Macabeo. Presentóse éste con la puntualidad que se le impuso en lo apremiante del recado, y le dijo Águeda:
-¡Necesito que inmediatamente me hagas el más grande favor que puedes hacerme en tu vida, por larga que sea!
Macabeo respondió sin titubear:
-La carne soy; usté el cuchillo: corte por donde quiera!
-¿Sabes tú ir a Treshigares?
-Jamás allá estuve; pero quien lengua lleva...
-Pues en Treshigares vive mi tío don Plácido Quincevillas. Es preciso que de tu misma mano reciba esta carta.
-La recibirá.
-Y si por cualquier evento se te perdiera, dile que vas de mi parte a prevenirle que me veo sola y amenazada de grandes peligros...; que me veo sola, porque Dios quiso llevarse del mundo a mi madre... Asómbrate, Macabeo, ¡todavía no lo sabe!
Asombróse el hombre, en efecto, y hasta respondió haciéndose cruces:
-¡Pero si yo mismo...
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