De la Vida Feliz - Capítulo XVI

«¿Qué? – me preguntas – ¿La virtud sola alcanza para vivir feliz?» Perfecta y divina como es, ¿por qué no habría de alcanzar y hasta de sobrar? Si un hombre ha sido puesto fuera del alcance del deseo, ¿qué podría faltarle? Si un hombre ha concentrado en sí mismo todo lo que es de él, ¿qué necesidad tiene de cualquier cosa externa? Pero el que todavía se encuentra en camino hacia la virtud, el que, aun habiendo avanzado mucho, todavía se halla luchando con los fastidios de los asuntos humanos, ése necesita alguna indulgencia de parte de Fortuna hasta tanto no haya desatado ese nudo y se haya librado de toda atadura mortal. ¿Dónde está, pues, la diferencia? En que algunos estarán firmemente atados pero otros se encuentran encadenados, incluso de pies y manos. Quien ha avanzado hacia una región más alta y se ha elevado a niveles más altos arrastra una cadena más floja; todavía no es libre pero aun así es como si lo fuera. Por lo tanto, si cualquiera de...

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