De la Vida Feliz - Capítulo VIII

¿Qué más se puede decir del hecho que el placer pertenece tanto al bien como al mal y que los ruines disfrutan no menos en su desgracia que los honorables en su buena reputación? Por ello es que los antiguos nos aconsejaron seguir, no la vida más agradable sino la mejor, para que el placer no fuese el dirigente sino el compañero de un deseo justo y apropiado. Debemos tener a la naturaleza por guía; a ella tiene en cuenta la razón, de ella toma consejo. Por consiguiente, el llevar una vida feliz es lo mismo que vivir de acuerdo con la naturaleza. La forma de lograr esto es lo que trataré a continuación. Si consideramos los dones del cuerpo y las necesidades de la naturaleza con cuidado y sin temores, sabiendo que nos han sido dados tan sólo en forma temporal y son efímeras; si no nos convertimos en sus esclavos y no permitimos que estas cosas extrañas nos dominen; si tenemos en cuenta que las gratificaciones del cuerpo – poco esenciales como son – tienen un lugar...

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