De la Vida Feliz - Capítulo II

En el debate sobre la vida feliz, es inútil que me respondas, como si fuese una cuestión de votos: «Esto parece contar con la aprobación de la mayoría.» Porque precisamente por eso es que será la peor opción. Los asuntos humanos no están dispuestos de tal modo que la mayoría prefiere las mejores cosas; todo lo contrario: la prueba de la peor elección es la muchedumbre. Por consiguiente busquemos qué es lo mejor para hacer y no qué es lo que con mayor frecuencia se hace. Eso establecerá nuestro objetivo para el logro de una felicidad duradera; y no lo que cuenta con el favor de la chusma, que constituye la peor exponente posible de la verdad. Y llamo chusma a los cortesanos no menos que a los sirvientes de la cocina. No es la calidad de la vestimenta que cubre el cuerpo lo que me importa. Al juzgar a un hombre no me guío por las apariencias: tengo un criterio más confiable para distinguir lo falso de lo verdadero. Dejemos que el alma descubra las bondades del alma. Si...

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