De Cartago a Sagunto : 15

De Cartago a Sagunto : 15 de Benito Pérez Galdós Defendiéndome del frío con mi gabán y la manta de viaje me tendí en un sofá de Vitoria, no sin requerir mi cachava, cuyo auxilio me pareció necesario en expectación de lo que ocurrir pudiera. Contra lo que esperaba, mi basilisco permaneció silencioso entre las sábanas, y a la media hora el rumor de su respiración me advirtió que se había dormido. Yo también descabecé algunos sueñecillos sobre el duro sofá. Apenas entraron por las rendijas del balcón las primeras claridades del alba, me sorprendió la voz de Chilivistra en los tonos más dulces que usar solía cuando su magín recobraba el normal equilibrio: «¡Ay, Tito, ven! Hazme el favor. He despertado con terribles dolores en la paletilla derecha. ¡Ay, ay! Ya se me corren por la espalda hacia el costado. Acércate, dame unas friegas como tú sabes...

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