David Copperfield - Segunda Parte - Capítulo XI

David Copperfield Segunda Parte: Capítulo XI de Charles Dickens No había dificultad para mí en ceder a los ruegos de Peggotty, que me pedía que permaneciera en Yarmouth hasta que los restos del pobre carretero hubieran hecho por última vez el viaje de Bloonderstone. Había comprado desde hacía mucho tiempo, de sus economías, un rinconcito de tierra en nuestro antiguo cementerio, cerca de la tumba de «su querida niña», como llamaba siempre a mi madre, y allí reposarían sus restos. Cuando lo pienso ahora me parece que no podía ser más dichoso de lo que lo era entonces acompañando a Peggotty y haciendo por ella lo poco que podía. Pero temo haber sentido una satisfacción todavía mayor (satisfacción personal y profesional) al examinar el testamento de Barkis y al apreciar su contenido. Reclamo el honor de haber sugerido la idea de que el testamento estaría en el cofre. Después de algunas pesquisas, apareció en el fondo de una bolsa, en compañia de un poco de...

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información