David Copperfield - Segunda Parte - Capítulo VIII
David Copperfield
Segunda Parte: Capítulo VIII
de Charles Dickens
Hasta que llegó el día de recibir a mis antiguos amigos viví principalmente de Dora y de café. En el estado de enamoramiento en que me hallaba, mi apetito languidecía; pero yo me alegraba de ello, pues me parecía que habría sido un acto de perfidia hacia Dora el haber podido comer de un modo natural. La cantidad de ejercicio que hacía no daba en este caso los resultados de costumbre, pues las decepciones contrarrestaban los efectos del aire libre. Tengo también mis Judas (fundadas en la aguda experiencia adquirida en aquel período de mi vida) de si el goce del alimento animal podrá experimentarlo una criatura humana que esté siempre atormentada por las botas estrechas. Y pienso que quizá las extremidades requieren estar libres antes de que el estómago pueda actuar con vigor.
Con ocasión del pequeño convite, no repetí los extraordinarios preparativos de la otra vez. Únicamente preparé un par de...
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