Danza de la muerte: 04
Comienza la farsa 04
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Danza de la muerte
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Cámara en un palacio del Papa
Papa
¡Oh, cuán sublimada que fue mi ventura!
¡Y cuán a sabor tan bien fortunado,
venido de nada en tan alto estado;
Vicario en la tierra de Aquel del altura,
de quien, sobre toda cualquier criatura,
poder me fue dado acá, sin dubdar,
para absolver, ligar, desatar,
según a sant Pedro! Verdad digo pura.
Príncipes grandes, aunque emperadores,
Reyes, perlados, señores potentes
y todos Estados, me son obedientes,
por ser desigual al mío y menores.
Todos aquéstos me son servidores,
por ser más divino mi oficio que humano;
y todos procuran besarme la mano,
por más que presuman de grandes señores.
¡Con cuánta humildad me sirven y acatan
todos Estados, acá en este suelo!
Pues para salud del alma y consuelo,
remedios esperan de mí en lo que tratan;
y si de lo tal verdad me relatan,
puesto que a Dios se da la noticia,
de mí son absueltos de toda inmundicia;
que...
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