Cuesta abajo: 13

Día 16 de enero de 18... 13 Pág. 13 de 13 Cuesta abajo Leopoldo Alas –Elena, antes de proseguir, me miró con gravedad y sondeándome: quería ver si era yo digno de que ella siguiera hablando de tan sagradas cosas. Por desgracia Emilia se adelantó, creyéndose en el caso de explicarme lo de la luna. Ello era que allá en la infancia, cuando vivía su padre, Elena suspiraba en invierno, en Madrid, por la luna de Pombal, que a ella le parecía la única, porque conservaba el recuerdo del plenilunio en una noche como aquella en aquel valle. Elena interrumpió a su hermana como hablando consigo misma, fija la mirada en el astro rojo, hinchado, que seguía ascendiendo, alejándose del horizonte. –Yo no sé –dijo– si es que me acuerdo todavía, o si me acuerdo del recuerdo; pero ello es que yo me veía en unos brazos que debían de ser los de papá, y de repente vi esa luna, de ese color, y no me pareció la misma pálida que había visto en Madrid... ¡Oh!...

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