Cuarto Libro de La Galatea: 29

-No te fatigues tanto, Timbrio -dijo Damón-, que el Silerio que Erastro dice es el mesmo que tú dices, y el que desea saber más de tu vida que sostener y augmentar la suya propria; porque, después que te partiste de Nápoles, según él nos ha contado, ha sentido tanto tu ausencia que la pena della, con la que le causaban otras pérdidas que él nos contó, le ha reducido a términos que en una pequeña ermita que poco menos de una legua está de aquí distante, pasa la más estrecha vida que imaginarse puede, con determinación de esperar allí la muerte, pues de saber el suceso de tu vida no podía ser satisfecho. Esto sabemos cierto Tirsi, Elicio, Erastro y yo, porque él mesmo nos ha contado la amistad que contigo tenía, con toda la historia de los casos a entrambos sucedidos hasta que la fortuna por tan estraños accidentes os apartó, para apartarle a él a vivir en tan estraña soledad que te causará admiración cuando le veas. -Véale yo, y llegue luego el último...

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