Cuarto Libro de La Galatea: 26

instinto natural que nos conmueve a levantar los pensamientos, tanto que apenas llega allí la vista humana; 45 escala por do sube, el que se atreve, a la dulce región del cielo sancto; sierra en su cumbre deleitosa y llana, facilidad que lo intricado allana, norte por quien se guía 50 en este mar insano el pensamiento sano, alivio de la triste fantasía, padrino que no quiere nuestra afrenta; farol que no se encubre, 55 mas nos descubre el puerto en la tormenta; pintor que en nuestras ánimas retrata, con apacibles sombras y colores, ora mortal, ora inmortal belleza; sol que todo ñublado desbarata, 60 gusto a quien son sabrosos los dolores; espejo en quien se ve naturaleza liberal, que en su punto la franqueza pone con justo medio; espíritu de fuego 65 que alumbra al que es más ciego; del odio y del temor solo remedio; Argos que nunca puede estar dormido, por más que a sus orejas lleguen...

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