Crónica del reinado de Carlos IX: 23

Crónica del reinado de Carlos IX de Prosper Mérimée XXII - El 24 de agosto «¡Verted sangre! ¡Verted sangre!» (Palabras del mariscal de Tavannes) Después de haber abandonado su escuadrón, el capitán Jorge se dirigió a su casa, donde esperaba encontrar a su hermano; pero éste se había ido, diciendo a la servidumbre que se ausentaba para toda la noche. Jorge, comprendiendo que Bernardo se hallaba con la condesa, se decidió a ir en su busca. Pero la matanza había ya comenzado; el tumulto, el correr de los asesinos y las cadenas tendidas en medio de la calle le detenían a cada paso. Se vio forzado a pasar cerca del Louvre, que era el sitio donde el fanatismo desplazaba todos sus furores. Un gran número de protestantes habitaban ese barrio, invadido de momento por los burgueses católicos y los soldados de la guardia, que llevaban en la mano el hierro y el fuego. Allí, según la enérgica expresión de un escritor contemporáneo[1], la sangre corría por...

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