Claus el grande y Claus el chico: 4

none Pág. 4 de 7 Claus el grande y Claus el chico Hans Christian Andersen -Sí, - dijo Claus, - mi hechicero puede todo lo que le mando. - ¡Eh!, tú, ¿no es verdad? - preguntó e hizo rechinar el saco. - ¿Oyes? ¡Dice que sí! Pero el diablo es muy feo, no merece la pena verle. - ¡Oh! ¡No tengo miedo! ¿Qué facha tendrá? - Se aparecerá delante de nosotros bajo la forma de un sacristán. -¡Uf! ¡Qué feo! Es menester que sepáis que no puedo soportar la vista de un sacristán. Pero no importa, como sé que es el diablo tendré valor. Sólo que no se me aproxime. - ¡Pon atención!- dijo Claus, - voy a interrogar a mi mago, - y acercó su oído al saco... - ¿Qué dice? - Dice que os acerquéis a ese gran cofre que está ahí en ese rincón, que lo abráis y veréis al diablo, pero es necesario sostener bien la tapa para que el malvado no se escape. - ¿Queréis ayudarme a sostenerla? - preguntó el campesino acercándose al cofre donde la mujer había ocultado al...

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