Celín: 5

CelínCapítulo V de Benito Pérez Galdós Refiérense las increíbles travesuras de Celín, y cómo fueron él y la inconsolable en seguimiento del río Alcana Y corrieron tanto, que Diana, fatigada, se detuvo junto a un grueso pilar de sillería. Hallábanse bajo el viaducto del ferrocarril, y pronto, a la luz del naciente día, vieron la fila de pilares y encima el inmenso tubo de hierro por donde el tren pasaba. Diana no podía respirar y tuvo que sentarse; Celín permaneció en pie. Oyose un ruido lejano y sordo que crecía a cada instante. Era el tren que se aproximaba silbando, y embestía el viaducto como un toro. Oyeron sus pisadas y el rumor de su resuello. Cuando penetró en la inmensa viga metálica, parecía que el mundo se venía abajo. -Esto me da miedo, Celín -dijo la señorita apartándose sobresaltada-. ¡Si esto se cae y nos coge debajo...! Y luego que el tren pasó, hablaron un instante de cosas completamente extrañas al motivo de aquella insensata correría...

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