Cartas desde la Tierra: Carta VI

Cartas desde la Tierra Carta VI de Mark Twain A la tercera jornada, en torno al mediodía, se descubrió que faltaba una mosca. El viaje de regreso resultó largo y difícil, debido a la carencia de cartas de navegación y de brújula, y por el aspecto variable de la costa, con las altas mareas cubriendo o alterando los puntos de referencia. Después de dieciséis días de búsqueda seria y leal, se encontró por fin a la mosca, que fue recibida con himnos de alabanza y gratitud, mientras la Familia permanecía descubierta en señal de respeto a su origen divino. Estaba extenuada y el mal tiempo le había producido sufrimientos, pero aparte de eso estaba en buenas condiciones. Muchos hombres habían muerto de hambre con su familias en las cumbres áridas, pero a ella no le había faltado comida. La multitud de cadáveres se ofrecía en putrefacta y maloliente abundancia. Así fue providencialmente salvado el sagrado insecto. Providencialmente. Esa es la palabra justa. Porque...

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