Carne ajena

Tipos y paisajes criollos - Serie IV Carne ajena de Godofredo Daireaux Carne ajena -«Señor, venía a ver si Vd. me podría dar licencia para hacer un ranchito en el fondo de su campo, allá, en la orilla del cañadón. No lo estorbaría en nada, señor, pues, fuera de unas lecheritas, no tengo hacienda ninguna. -Mire, amigo Montoya; no puedo, porque como Vd. tiene mucha familia y poca hacienda, siempre estaría yo con la pesadilla de que carnea de la mía, y viviría intranquilo. Es mejor que busque su comodidad en otra parte». Y Montoya se fue, medio pasmado de tamaña verdad, expresada con tanta frescura. * * * «¡Oh! ¡Señor!, denos hoy nuestra carne cotidiana». El pan es todavía un artículo de lujo en muchas partes de la Pampa; la misma galleta tiene que ser excluida de muchos hogares; y pedir a Dios el pan cotidiano sería, de parte del gaucho, casi tan osado, como para los pobres de las ciudades, pedirle manteca. Pero algo tiene que comer; lo que gana en...

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