Caramurú: 10

Capítulo IX 10 Pág. 10 de 20 Caramurú Alejandro Magariños Cervantes Añang El tubichá recibió a Amaro con las más ardientes muestras de aprecio y deferencia, e hizo con él lo que no hacía con nadie: se puso de pie, y se sacó el triple rodete de plumas, símbolo de su dignidad, que cubría su cabeza, acción que llenó de escándalo a los viejos caciques. Su descontento se aumentó al ver que Tapalquem les ordenaba retirarse para hablar a solas con el huinca. -¿Qué queréis, señor? ¿Puedo seros útil en algo? preguntole no bien se alejaron aquellos, con la afabilidad del que desea que lo ocupen. -Sí; vengo a pedirte prestado tu célebre parejero por ocho días. -¿Daiman? preguntó el mulato con angustia. -Daiman. -¡Ah! Pedidme todos mis demás caballos, dinero, mujeres, todo lo que queráis... pero ese caballo... ¡ira de Dios!... ese caballo no puedo dároslo. -Entonces nada he dicho y me retiro. Amaro se encaminó a la puerta con la sonrisa del...

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