Caramurú: 06

Capítulo V 06 Pág. 06 de 20 Caramurú Alejandro Magariños Cervantes El yacaré Trasladada con su tía a la Estancia nuestra joven enferma, solo se ocupó en restablecerse lo más pronto posible para volver cuanto antes a la capital. Acostumbrada a vivir en el seno de los placeres, el campo, por más que la agradase, debía serle muy pronto insoportable. Sin más sociedad que la de doña Eugenia y la mujer del capataz, los dos en el último tercio de su vida, y por consiguiente incapaces de adaptarse a sus ideas, a sus sentimientos y a su manera de ver y concebir las cosas, no era extraño que echase de menos a cada instante a sus jóvenes y bulliciosas amigas, a los festivos tertulianos que frecuentaban su casa. Mediaba además otra circunstancia para que fuese más grande este vacío. Las dos señoras, que frisaban ya en los cuarenta y cinco abriles, eran frenéticas realistas, pertenecían al partido de los intrusos, e intolerantes hasta el exceso, no...

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