Capítulo VI: La plana

En este trascurrido tiempo, las relaciones de Doña Mariana con su hijo se habían ido agriando cada vez más; porque esta buena señora, subyugada y en todo sumisa a su yerno, no se conformaba con las cuentas que le mandaba aquél, el cual había seguido administrando el caudal de su madre, que continuaba unido al suyo. Conformándose al parecer, y dócil a los consejos de D. Andrés, acabó Doña Mariana por exigir la partición del caudal y la realización de su parte. Despues de muchos debates, se había por fin verificado este arreglo al poco tiempo de su llegada a M***. Este suceso contentó a todos; y la buena señora se sentía aligerada de un peso grande, con haber cortado por este medio todo motivo de altercados para lo sucesivo, tanto con su hijo como con su yerno. Una mañana despues de volver de la iglesia, había venido a hablar a la señora un escribano, que era el apoderado de su hijo, y la había traído quinientas onzas en oro, última entrega de su capitalizado...

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