Capítulo 15: Obedecer a Dios es libertad

De la felicidadCapítulo XV: Obedecer a Dios es libertad de Séneca “¿Pero –se dirá- qué impide fundir en uno solo la virtud y el placer, y establecer el bien supremo de modo que la misma cosa sea a la vez honesta y agradable?”. Es que no puede haber una parte de lo virtuoso que no sea algo virtuoso, y el sumo bien no tendrá su pureza si encierra algo distinto de lo mejor. Ni siquiera el gozo que nace de la virtud, aunque sea un bien, es una parte del bien absoluto: no más que la alegría y la tranquilidad, aunque nazcan de las causas más excelentes; pues estas cosas son bienes, pero son consecuencia y no complemento del sumo bien. El que establece una alianza entre el placer y la virtud, aún sin ponerlos en un pie de igualdad, por la fragilidad de uno de los bienes debilita cuanto hay de vigor en el otro, y pone bajo un yugo esa libertad que sólo es invencible si no conoce nada más precioso que ella misma. Pues –lo que es la máxima servidumbre- empieza a...

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