Cantos de vida y esperanza: XII

Helios XII Pág. XII de {{{Reseña}}} Cantos de vida y esperanza Rubén Darío ¡Oh rüido divino! ¡Oh rüido sonoro! Lanzó la alondra matinal el trino, y sobre ese preludio cristalino, los caballos de oro de que el Hiperionida lleva la rienda asida, al trotar forman música armoniosa, un argentino trueno, y en el azul sereno con sus cascos de fuego dejan huellas de rosa. Adelante, ¡oh cochero celeste!, sobre Osa y Pellon, sobre Titania viva. Atrás se queda el trémulo matutino lucero, y el universo el verso de su música activa.   Pasa, ¡oh dominador, oh conductor del carro de la mágica ciencia! Pasa, pasa, ¡oh bizarro manejador de la fatal cuadriga que al pisar sobre el viento despierta el instrumento sacro! Tiemblan las cumbres de los montes más altos que en sus rítmicos saltos tocó Pegaso. Giran muchedumbres de águilas bajo el vuelo de tu poder fecundo, y si hay algo que iguale la alegria del cielo, es el gozo que...

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