Canto religioso

Canto religioso de Juan Arolas I ¡Señor! pasar veo mis días de luto tal como escuadrones de armados guerreros, que sueltan las bridas al rápido bruto, clavando en mi pecho sus duros aceros.   ¡Oh! ¡cuando me llames al lecho de arcilla envuelvas mi rostro con frío sudario, y en breves minutos derrumbes la silla que ocupo en el cieno del mundo nefario;   Será que allí cierre mi párpado seco que vela comido de infausta carcoma, cual ave nocturna que gime en el hueco de torre gastada, pared que desploma!   Ni al viento que silva se escuche mi nombre ni al sol que ilumina mi sombra se vea, ni a par de la mía la sombra del hombre me hiele las venas, de espanto me sea.   Yo tiemblo a tus iras, cual grímpola leve que azotan los vientos en golfo profundo: Si truenas, me escondo; mi pie no se mueve, cual si desquiciases los ejes del mundo.   Yo al rayo que lanzas, distingo tu ceño rasgando los lutos que esconden la esfera que entonces el hombre...

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