Cánovas : 09

Cánovas Capítulo IX de Benito Pérez Galdós Mi respuesta fue dar voces llamando a Ido para que nos sirviera al instante la cena. «Cenarás conmigo -dije a Segismundo-, y con esta señorita, Casiana Coelho, que si no es ya una profesora de instrucción primaria, lo será muy pronto. Ya sabes que diariamente, desde esta noche, habrá siempre en mi mesa humilde un plato para ti». Por causa de la turbación de su ánimo, o quizás por la vacuidad de su estómago, el pobre Segismundo no pudo expresar su gratitud más que con truncadas frases expresivas. Apenas tragó García Fajardo las primeras cucharadas de sopa y media copa de vino, pudo advertirse que recobraba su perdido vigor. Ya era otro hombre, y a medida que avanzaba en la ingestión de alimento, su gesto hacíase menos desmayado y su voz más segura y vibrante. «Gracias a mi antigua camarera y aposentadora, la benéfica Señángela -nos dijo-, no duermo a la intemperie. Aquella fiera, tan deslenguada como caritativa,...

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