Cánovas : 03

Cánovas Capítulo III de Benito Pérez Galdós Las ingenuas declaraciones de Casianilla, infeliz pájara vagabunda y analfabeta, me interesaban más a cada instante, y su afán de aprender a leer y escribir despertó en mí los más puros sentimientos de tierna simpatía. Cuatro días permanecí en aquella casa bien alimentado, bien servido, como fuera Lanzarote- cuando de Bretaña vino. Suavemente, por naturales atracciones y accidentes circunstanciales, fuimos entrando la mozuela y yo en franca intimidad. La tía de Casiana, Simona, era una mujer tan avezada al trabajo casero que ni un momento daba paz a sus manos bastas, así en la cocina como en el barrido y fregoteo de las humildes habitaciones. Cuando ya me encontraba restablecido y en disposición de salir a la calle, Casiana, infatigable y hacendosa, me arregló la capa disimulando con hábil aguja los sietes que la deslucían, y adecentando a fuerza de bencina y cepillo mi desdichada ropa. En medio de estas faenas...

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