Brenda : 27

Brenda : 27Los recuerdos de Diego Lampo de Eduardo Acevedo Díaz Al otro día, por la mañana, la señorita de Linares encontrábase en su gabinete de labor, muellemente sentada en un diván, y entretenida en hacer pasar por entre sus finos dedos un rosario de marfil con cruz de oro. Muy temprano, como de costumbre, había oído misa en la catedral, en el fondo de una nave solitaria, en donde tenía su facistol y silla de reclinatorio, acolchada y de alto respaldo. También, siendo día de ciertas prácticas invariables de su culto, habíase confesado con el obispo, contrita y respetuosa. Pero no eran estas confidencias, que mueren sin eco bajo las anchas bóvedas, ni las absoluciones obispales las que podían absorber su espíritu en la hora de que hablamos: de lo que ocurriera ante el tribunal de la penitencia, en su confesión auricular, no hacia memoria. La vida, con sus hechos positivos, sus severas...

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