Brenda : 20

Brenda : 20La hiel del pecado de Eduardo Acevedo Díaz Zelmar Bafil había estado varias veces en la solitaria casa de la ribera, que servía de refugio a Cantarela, después de la entrevista que conocemos. A pesar de todo, íbase entibiando su afecto en el mismo grado en que aumentaba el de la joven. Comprendíalo ella así con ese instinto certero que la pasión ardiente y tenaz sobrexcita y aguza en la mujer, y la predispone a nuevos esfuerzos, a otros halagos más seductores, y acaso a mayores sacrificios, que acepta y consuma resignada con tal de que no se evapore el entusiasmo primero por completo, o se extinga la luz consoladora del amor. En este desasosiego triste, el corazón que se ha dado todo entero, sin reservar un solo latido para un afecto extraño al que lo absorbe, no se explica como pueda exigírsele más, ni encuentra en su angustia acerba el secreto de hacerse más grande, más cariñoso, y...

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