Brenda : 18

Brenda : 18Un secreto de Areba de Eduardo Acevedo Díaz En el salón de recibo alhajado con elegancia, de una hermosa casa situada en la calle de Ituzaingó, a las dos de un día sábado, paseábase meditabunda y un tanto inquieta la señorita Areba Linares, como si en verdad preocupase su espíritu algún pensamiento digno de serias y detenidas reflexiones. Con uno de sus brazos -en parte descubiertos y de una blancura anacarada-, recogido bajo el seno, y la mano del otro en la mejilla, dejando flotar el extremo de una pulsera de filigrana de oro que lanzaba límpidos reflejos, caminaba a pasos breves, con aire grave y ese movimiento rítmico de cabeza lleno de gracia y de majestad que unido a la mirada serena constituye un accesorio interesante del poder de seducción en las mujeres inteligentes. Como de costumbre, Areba había oído misa esa mañana en su capilla particular; pues la señorita de Linares tenía...

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