Bendición de la tierra - Capítulo 15

En su conjunto, aquella noche era memorable. Era la crisis. Inger, que de un tiempo acá se había salido de la senda, con ser alzada de un golpe por encima del suelo, volvía a ocupar su lugar. Ni el uno ni el otro hablaron otra vez de lo sucedido. Aquel tálero, bien poco dinero al fin, y que el mismo Isak destinaba ya a Eleseus, le avergonzaba más tarde. ¿No era el tálero tanto suyo como de su mujer? Y llegó un tiempo en que era Isak el humillado. Vinieron tiempos diversos: Inger había cambiado, al fin. Se fue desprendiendo de su prurito de distinción, y volvía a ser la mujer afectuosa y formal de una hacienda. ¡Que los puños de un hombre logren tanto...! Pero, así hubo de ser, tratándose de una mujer de buen temple, hacendosa, que el mucho tiempo vivido en una atmósfera de artificio había trastornado. Quiso sobreponerse al hombre, pero éste se mantenía firme sobre sus plantas. No había abandonado ni por un solo instante su lugar sobre la tierra, sus campos, su...

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