Bendición de la tierra - Capítulo 12

Todo va bien ahora. Isak siembra la avena; la rastrilla y la apisona con el rodillo. Leopoldine se le acerca y se empeña en sentarse encima del rodillo. ¡Qué idea! Es tan pequeña, que no sabe nada de eso; sus hermanos saben que el rodillo con que su padre apisona el grano no tiene asiento. Pero al padre le agrada que Leopoldine se acerque a él tan confiadamente; habla con ella, advierte que ha de entrar con cuidado en el campo para no llenarse de tierra los zapatos. —¡Qué veo! –exclama–. ¡Hoy llevas un vestido azul! ¡Fíjate! Sí, azul es. ¡Y con su cinturón y todo! ¿Te acuerdas del barco grande en que viniste? ¿Y viste la máquina que llevaba dentro? Bien; ahora vete a casa con tus hermanitos, que jugarán contigo. Desde que se ha marchado Oline, Inger ha reanudado sus tareas en el hogar y en los establos. Tal vez extrema un poco la limpieza y el orden, para indicar que desde ahora las cosas han de tomar un nuevo aspecto. Y fue efectivamente muy notable el cambio...

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