Bailén : 3

Bailén : 3 de Benito Pérez Galdós A la mañana siguiente la primera persona que vieron mis ojos fue doña Gregoria, a quien ya había empezado a tomar cariño, pues tan propio de la caridad es inspirarlo en poco tiempo. La mujer del Gran Capitán limpiaba la sala, procurando mover los trastos lentamente para no hacer ruido, cuando desperté, y al punto lo dejó todo para correr a mi lado. -Esa cara está respirando salud -me dijo-. Veremos lo que dice hoy D. Pedro Nolasco cuando te vea. -¿Y quién es ese D. Pedro Nolasco? -pregunté sospechando fuera el citado varón algún médico afamado de la vecindad. -¿Quién ha de ser, hijo? El albéitar, que vive en el cuarto número 14. Aquí no gastamos médico, porque es bocado de príncipes. Y cuando Fernández padece del reuma, le ve D. Pedro Nolasco, que es un gran doctor. A él debes la vida, chiquillo, y él te sacó...

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