Así paga el diablo: 07
Capítulo VII 07
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Así paga el diablo
Felipe Trigo
Llegó jadeando a su despacho. No se conceptuó seguro, por si viniese a buscarle, y recogió sus papeles y bajó a la biblioteca para trabajar con la protección de Victorino. Éste leía El Imparcial, fumándose un magnífico Caruncho de Garona.
-¿Qué traes? ¿Estás desemblanzado?
-No... nada... que tú tenías razón... que las... ¡que he perdido una carta de importancia!
-¡Bah! -dijo Victorino, habituado a las simplezas de su amigo.
Y siguió fumando y leyendo.
El secretario, por no imponerle a sus nervios una quietud imposible, fingió buscar la carta por entre las revistas de la mesa.
Al poco llegó Martina.
-Don Juan, que la señora que suba usted.
-¿Qué... qué?
-Que suba usted. Que tiene usted que acabar su biblioteca.
-Bien... Diga que voy.
Partió Martina. Juan, así que la sintió alejarse, buscó su abrigo y su sombrero.
-¡Pero, chico! ¿qué te pasa? -le preguntó, lleno de asombro...
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