Así paga el diablo: 01

Capítulo I 01 Pág. 01 de 09 Así paga el diablo Felipe Trigo Sentíase esta tarde perezoso, Juan. Miraba caer la lluvia en el jardín, por los cristales. Había comido mucho. Callos. Le gustaban. Aquí, al estar como diciéndoselo su estómago y su conciencia, recta, escrupulosa, sufría por ello un poco de rubor. Para venir a este magnífico hotel, a esta mansión aristocrática un joven, además, que habíase puesto en camino de ser tantas grandes cosas en la vida, no debiera comer callos. Si eructase dejaría en la biblioteca un tufillo mesonil. Si entrase Garona después, lo advertiría... Y ¿qué iba a pensar de él este pulcro prócer, este poderoso y bondadoso protector que era como su Dios y su padre. Sí, hoy se había hartado de callos... por sorpresa; pusiéronselos como extraordinario en el almuerzo -en la casa digna, o al menos limpia y seria, donde pagaba cuatro pesetas de hospedaje. Y era que, de los tiempos en que pagaba dos, conservaba él el...

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