Apéndice 7. Los Jacobinos: la siembra de Rousseau en la Revolución Francesa

Jean-Jacques Rousseau. Retrato de Latour en el museo de Saint-Quentin. LAS ideas capitales que movilizaron a los revolucionarios en el siglo XVIII —soberanía del cuerpo social, estado de naturaleza, pacto social— alcanzaron en Rousseau una especial penetración agresiva y una gran fuerza de propagación. Rousseau quizá no haya sido un ideólogo absolutamente creador. Su virtud radica en la sistematización de la doctrina que llevó a cabo y en la nota cálida, personal, profundamente humana, que dio a la exposición de sus ideas. Por otra parte, pocos pensadores como él llegan tan a su hora. Su temperamento emocional arrastró a sus contemporáneos que protagonizaron la Revolución francesa. No se lanza a hombres a la acción con razonamientos fríos o consejos prudentes. Es preciso conmover. Juan Jacobo no tiene admiradores, tiene devotos. Refiriéndose Comte a los tiempos de Rousseau, advierte: «El Contrato social inspiraba una confianza y veneración mayores que las que...

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